miércoles, 17 de febrero de 2016

Emigrante



Emigrar.

por dónde comienzas? vaciar tu vida en maletas para empezar de nuevo quién sabe dónde?...

Nunca me consideré apegada a nada hasta que tuve que alejarme de todo, pasé de una vida familiar, unida y "fácil" a vivir básicamente sola y bajo presión constante de dar la talla en todo.

Siempre supe que el techo que me había planteado para mí misma estaba muy alejado del techo (que cada vez se reducía más) que tenía en Venezuela. Mientras crecía, soñé en grande, con viajes, lecturas, arte, música, fotografía, pero sobre todo, soñé con superarme a mí misma, soñé con cambiar al mundo.
Todavía lo sueño, no veo el día para hacer un estudio etnográfico que cambie nuestra percepción del mundo, el tema siempre fue que bajo un régimen dictatorial el cual nubló mucho mi vista durante toda mi vida, no hay espacio para que una niña con sueños de antropóloga se desarrolle en el país.
Las ciencias sociales en sí son menospreciadas en muchos lugares del globo terráqueo, sin embargo, en Venezuela específicamente hay varios factores agravantes por los cuales estudiar antropología y vivir allá no congeniaban en mi cabeza:
  1. La única universidad que da antropología es la Universidad Central de Venezuela, la cual vive en paro y donde (a pesar de ser aceptada) tendría que haber esperado un año más solamente para comenzar (y quien sabe cuantos más para terminar). Abonado a esto, el hecho de los bajos salarios de los profesores lo que llevaría al programa en un espiral de insuficiencia que el día de mañana me pasarían factura en mi ámbito profesional.
  2. Los profesionales en si en Venezuela son denigrados con salarios que no rinden, en palabras criollas, en Venezuela o tienes plata o no la tienes, las escalas grises se han ido extinguiendo salario a salario en una inflación que consume todo a su paso.
  3. Los temas inseguridad, desabastecimiento, salubres, entre otros, simplemente voy a mencionarlos porque es de conocimiento público que no existe una calidad de vida que sea valorable en Venezuela.
  4. El deber de un científico social es poner en duda muchos temas ( valga la redundancia) sociales, así que (los buenos científicos sociales y no los enchufados) tienen como deber cuestionar y rechazar muchas prácticas del gobierno lo que a su vez, nos vuelve enemigos escuálidos apátridas burgueses y todos los demás adjetivos denigrantes que usa el ejecutivo y sus masas.
Salir de Venezuela no fue fácil, cuándo eres joven y estas acostumbrado a un estilo de vida, cambiar todo por un título puede ser la decisión más difícil que tengas que tomar. Pero aún así sabiendo que no hay una respuesta que te haga completamente feliz, al final tomas la decisión y sucede.
Salí de Venezuela el 11 de enero de 2016, dejé atrás a mi familia, mis amigos, muchos de mis sueños, muchas convicciones y sobretodo dejé atrás la vida que conocía, lo curioso es, que muchas cosas de mi estilo de vida me siguieron a pesar de no ser empaquetadas en mi equipaje, básicamente cosas que no me había dado cuenta que tenía.... Me siguieron los insultos venezolanos, unos antojos a media noche de tequeños, chicha o queso guayanés, me siguieron canciones venezolanas que ni sabía que me gustaban, pero también me siguió el miedo al caminar por la calle, el asombro e impotencia cada vez que hago mercado y el absurdo del precio del dolar.

Me conseguí aquí con gente amable que me han hecho olvidarme de a ratos que soy diferente, aunque se burlen de mi acento, me digan "la veneca" o pase pena con palabras de doble sentido que desconozco creo que el ambiente universitario hace que vaya aprendiendo sobre la marcha y me vaya adaptando de manera mas sencilla.

La universidad ha sido un monumento digno de asombro por mi parte, no específicamente por su estética aunque sea preciosa, sino por ser un foco de pensamiento diferente dentro de una capital cosmopolita, "educamos para la libertad de cara hacia el futuro" es su lema, y es un ejemplo de autonomía y pensamiento liberalista (en el mejor sentido de la palabra) digno de admiración. Sin contar que me ha desafiado intelectualmente de muchas maneras, donde sus profesores excelentemente preparados nos proponen ramas de pensamiento que me asombran diariamente y también me aboyan en algún punto. Hablando de que he bajado mis horas de sueño y en tres semanas aprendí a leer griego (cosa que lamento decir no aprendí a hacer en todo quinto año de bachillerato) y a citar en APA, así que veo el futuro con un semblante optimista aunque sea cuesta arriba, los sueños nunca son fáciles no?

Si bien todavía me hallo en un puente entre lo que me ata atrás y lo que me jala hacia adelante, emigrar no ha sido fácil desde ningún punto de vista, pero estoy dispuesta a mirar hacia adelante con optimismo y hacer hasta lo imposible por aquellos sueños que dejé en Caracas bajo la almohada y por todos estos que me rondan la cabeza en esta nueva tierra.