domingo, 10 de abril de 2016

Pasaporte de la humillación




Humillación? 


Por cuestiones familiares tuve que volar a Aruba el día 10 de abril del presente año y me conseguí, una vez más, con pruebas irrefutables de que los venezolanos somos los visitantes indeseables de cualquier nación, somos como pulgas. 

Entrando en migración la primera y única pregunta que me hicieron fue si traía USD ($). Mi itinerario era encontrarme con el resto de mi familia en el aeropuerto por lo que no, cargaba muy poco efectivo encima y todo en pesos colombianos, por lo que inmediatamente la oficial empezó a mirar a todos lados y con su poco español me pidió que esperara y se llevó mi pasaporte, luego de hacerme esperar cerca de media hora me pasaron a un cuartico tétrico como los que vemos en las películas con un televisor, una pizarra y un escritorio y un tipo (con su mejor actitud de rotwailer) el cuál me dijo, me corrijo, me regañó y me dijo que yo no podía entrar a Aruba sin dólares, le comenté mi situación y comenzó a interrogarme nuevamente sobre mi familia, ¿Quiénes viajan?, ¿A qué hora viajan?, ¿Con qué aerolínea?, ¿Por qué tu vienes de Bogotá y ellos de Caracas?, en fin, un sinfín de preguntas que se hubiese ahorrado si me hubiese escuchado en primera instancia, luego, me hizo sentar en un pasillo no menos tétrico que el cuartico junto a una chica que insistía en sacarme conversación pero el lector entenderá que mis ánimos en ese momento no eran para hacer amigos precisamente, y si el lector es allegado mío conocerá mi carácter, sin ser grosera logré que entendiera que su parloteo no me interesaba en lo absoluto y al tiempo la llamaron, el guardia le comunicó que esa misma mañana habían devuelto a su hermana por "no traer suficientes dólares y que por consiguiente lo mismo pasaría con ella" salió de nuevo con cara de decepción tras intentar hacer entender al guardia que no necesitaba más dólares que venía por corto tiempo y con familiares, lo cuál fue en vano porque le recordó que de igual manera la iban a devolver.
Indignada nuevamente, y luego de hacer entender al guardia mi forma de viajar, me hicieron sentar a esperar a mi familia que llegaba un par de horas más tarde como la propia niña regañada en la esquina del salón.

Lo curioso de este relato es que a personas de otras nacionalidades no los retenían, la fila era de venezolanos que viajaran solos y fueran medianamente jóvenes. Con todos era el mismo modus operandi.

Me pregunto, ¿esto sucede en cada país en el que entra uno de mis hermanos?, en eso nos hemos convertido, en una plaga que es fácilmente humillada en la entrada de cualquier país por el motivo que sea. ¿esto tiene que ver con la llamada viveza del venezolano?

¿Cómo vivimos así?, quizá soy muy superficial pero los demás países han optado por volver elitésco la entrada de los venezolanos a sus tierras, tatuado tienen los oficiales de inmigración "se reserva el derecho de admisión" y casi volvemos a aquella época donde la parte de atrás de los buses era para los negros pero ahora es para los venezolanos. quizá sea dramático pero así como los musulmanes son temidos y englobados bajo el paraguas del terrorismo, los venezolanos vamos en un espiral de autodesignación donde seremos temidos por la ilegalidad de nuestros actos y las vivezas de las cuales tanto nos jactamos.

¿Seremos la siguiente plaga de américa? y más importante, ¿nos lo permitiremos? 

Sin mucho más que decir, sigo esperando en el aeropuerto.
Firma una venezolana cansada, molesta y profundamente triste.