Hay que vivir sin renunciar a ello, nuestra naturaleza es caminar… somos un jardín al que intentan aplastar en cada siglo, en cada década, en cada momento, pero este jardín no puede renunciar a florecer, debe seguir creyendo, siempre nos ha tocado luchar, es al parecer la constante de cualquier camino humano. El hombre es veneno de si mismo, el veneno que le dieron a beber al ser…
Aunque somos luz que intentan apagar, aunque a veces queramos llorar y sintamos frio o calor, se que hay almas que brillan para nosotros. El arte es negación de muerte y soledad, por eso hay que brillar mientras vivamos, no somos solo luz de nosotros mismos.
La soledad es para grandes corazones y almas con deseos de volar.
Cuando el corazón llora lloran nuestros ojos, si llora nuestra alma comienza un doloroso ocaso, es por eso que debemos ser héroes de nuestra alma… su compañía es el corazón, hay que darle un buen amigo, limpio, libre, puro, aunque ahora tenemos algo de tiempo en este lugar y nuestro pasado pueda ser un amargo triunfo debemos continuar, ahora se trata de eso, liberarnos de las cadenas que cargamos del pasado y saber continuar, sabiendo perdonarnos y buscar con toda nuestras fuerzas y voluntad la libertad.
Hay que abrirle las puertas al ser…
Deja que sea tu alma la que se eleve, la que se haga grande, escúchala y se sus palabras… el cuerpo es su instrumento para crecer, es el lienzo que trae el arte a este lugar, pero también es una prisión vergonzosa que nos puede hacer caer en un abismo. Grandes hombres, pequeñas existencias…
El peso del mundo es demasiado para nuestras fuerzas y voluntad, a veces incluso nos parece que el peso de nuestra propia vida nos encoje, pero todos somos la mejor medida de si mismos… para el mundo algunos pasos pero nuestro es el camino, y el mundo, a veces el camino de muchos grandes hombres y grandes espíritus.
Somos más que tiempo y pasos, más que frio o calor, somos más que momentos, somos los que serán firmamento y magia, no solo humanos, no somos solo lágrimas y sonrisas, somos los que serán la compañía de la soledad, verdaderos amigos aún desconocidos viviendo en el agua y en el viento, somos la razón de la existencia, de la lluvia, del agua…Cuando el hombre se hunde el alma duerme, pero si su ser se eleva su alma brillara y llegara el amanecer.
Libertad para vivir, libertad para ser…
-Angélica Norato
29/01/15 8:24 pm
Otro adiós, otro vuelo, otras lagrimas, entre todo el revuelo parece un deja vú, pero lo que se repite más estridentemente en mi son los sentimientos, indignación, tristeza, nostalgia.Después de mes y medio con mi familia vuelvo a mi hogar sustituto (debo de dejar de llamarlo así si me quiero sentir en casa) vuelvo a esta nueva realidad, sentada en una sala de espera con un ventilador que no se da a basto, abarrotada en un aeropuerto a desbordar de gente huyendo (así fuesen vacaciones) de un barco que se hunde, gente huyendo de la burbuja de smog y malos ratos en la que viven, huyendo de su casa.Es como ver a gente corriendo de un edificio en llamas, sabiendo que su vida está en esa estructura que arde (y que seguirá ardiendo) viendo como su vida se vuelve humo. Es lo mismo que pasa con los venezolanos en el aeropuerto, a donde voltees hay comentarios fe todo tipo, la gente haciendo colas en las puertas de embarque aunque no las hayan llamado e inclusive sin que haya llegado el avión. Despavoridos, es la palabra que flota en el aire por encima de la muchedumbre en el aeropuerto.
Gente, maletas, niños, lagrimas, bendecidas y afortunadas, enchufados y de la nada, entre todo, una pantalla con una palabra en el medio «Patria» en un televisor LG grandote en cada puerta de embarque, «Patria» retumba en el pópulo «Patria», una palabra que nos pone, como venezolanos, los pelos de punta.
«Patria» siempre me he preguntado como una palabra puede cargarse de tantas cosas positivas y negativas en tan poco tiempo, «Patria» y ese nudo en la garganta del colectivo que no permite gritar, nos pone al borde de las lagrimas. «Patria» Siento la tinta en mi espalda más profunda que nunca, Venezuela te amo pero como me dueles.Vi a muchos conocidos, me hacía falta mi gente, mis locos, mis hermanos, mi familia en general, solo ellos me dan la fuerza para seguir adelante, solo ellos me llenan como persona y ellos son quienes me hacen volver a donde pertenezco.
A mis mejores amigos (Rubén, Fabián, Daniela y Mafe) gracias por demostrarme que la distancia es un concepto abstracto que solo se demuestra fisicamente cuando nos volvemos a abrazar. A los que no vi se los debo, les debo un abrazo y una cerveza.
Un mes y un par de semanas me bastó para darme cuenta que Caracas no es, ni volverá a ser la misma «Patria» después de lo que ha vivido, es como un veterano de Guerra, con todos sus síntomas: Paranoia, insomnio, violento, triste, pero sobre todas las cosas, quebrado.
Secuestros, robos, bachaqueo, impunidad, motos, básicamente el día a día, la vida sigue en ese espiral de destrucción cuyo eje es Caracas y su gente «Patria», no solo porque sea la capital, sino porque los culpables de dicha desgracia andan por las calles de Caracas como pedro por su casa.
Y Colombia a pesar de que no es tierra santa tampoco, dio una muestra de fraternidad abriendo sus mercados para que sus hermanos desagradecidos «Patria» pudieran buscar con que alimentar a sus respectivas casas, cualquier lugar es mejor que Caracas.Criadero de violencia, de podredumbre y de corrupción «Patria», volví por ti Caracas, mi casa.
Y mientras en mi ipod suena "La casa" de Caramelos de Cianuro volviendo la situación un poco más patética y novelera, abordo el avión de nuevo. La extrañaba, eso es indudable, pero todavía la extraño, esta no es la Caracas que me vio crecer. Esta no es la Venezuela que conozco.
Como te prometí, nos veremos en mis sueños. Porque ya me di cuenta que un pasaje de avión no cambia la distancia.